MÉTODO PARA PROGRAMAR EL GÉNERO DE UNA CRIATURA Y TAMBIÉN PARA EVITAR EL EMBARAZO

Luz Graciela Joly Adames, Antropóloga, Ph.D.

Profesora Titular de Antropología, TC, 50% Antigüedad

Departamento de Historia, Facultad de Humanidades

Universidad Autónoma de Chiriquí (UNACHI)

 jolyadames@gmail.com

En las mujeres en edad reproductora existe una variación en la temperatura corporal durante el ciclo menstrual.  El día de ovulación, cuando el óvulo se desprende de uno de los dos ovarios, la temperatura corporal sube medio grado a un grado. 

Para saber el día de ovulación, la mujer se toma la temperatura bucal con un termómetro, antes de incorporarse de la cama, al despertar en la mañana.  Incorporarse o pararse puede subir la temperatura. 

Se inicia el registro de la toma de la temperatura desde el primer día de la menstruación, todos los días, y se anota en un calendario durante tres meses para conocer cuándo le sube la temperatura y así descubrir el patrón de ovulación.  Hay mujeres quienes ovulan cada 14 días, otras 15, 16 o 17; es decir, no todas las mujeres tienen el mismo patrón de ovulación.

Con un 80 por ciento de probabilidad, se puede programar la concepción de una niña dos días antes de la ovulación; la de un niño, la misma mañana de la ovulación y durante las siguientes seis horas, pero no más.  Para concebir una niña, se pueden tener relaciones sexuales hasta dos días antes de la ovulación y suspenderlas después del segundo día hasta cuando pase el período de la temperatura elevada y de mayor mucosidad vaginal. 

Los espermatozoides del hombre que portan los cromosomas XX para la niña son más pesados, más gorditos y más lentos al moverse; pero, duran vivos hasta dos días.  Los espermatozoides con los cromosomas XY para el niño son más delgados, se mueven más rápido; pero, se mueren después de seis horas.

En caso de que se desea una niña, es aconsejable que el hombre lleve muestra de su esperma a un laboratorio clínico para que le confirmen si algunos de sus espermatozoides duran vivos dos días. 

El patrón reproductivo patrilineal del hombre, durante tres generaciones, influye en las probabilidades de este método, ya que hay hombres cuyos gametos produce más XX y otros más XY.

 La acidez vaginal de la mujer influye también; entre más ácida, más probabilidades hay que sea una niña en vez de un niño, ya que la acidez vaginal mata a los XY.  Se recomienda que la mujer coma bastante yogurt para aumentar la acidez vaginal.

Este método fue diseñado por un veterinario francés en el siglo XIX, para producir vacas lecheras.  Un médico mexicano lo adaptó para poblaciones humanas y vio los espermatozoides en un microscopio electrónico.

En 1982, cuando yo laboraba en la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Panamá y promovía el Proyecto Educación para el Desarrollo Rural, observé a un productor lechero en Portón, Chiriquí, practicando este método, con un termómetro rectal para la vaca, ya que los productores de leche les interesa más que la vaca para hembras y no machos.

El programa Amor y Fertilidad, de una ginecóloga guatemalteca, en el canal de televisión católico EWTN, trata este método, tanto para promover el género como para evitar los embarazos.  A través de la página web del Eternal Word Televisión Network para España y América Latina, se puede solicitar un manual informativo.

Yo usé este método para programar a mi primer hijo a los 37 años, quien nació cuando yo tenía 38 años; y después a mi hija a los 39 años, quien nació cuando yo tenía 40 años.  Me casé a los 36 años, y quería tener una parejita.  Le comenté al Dr. Julio Contreras (qDg), mi ginecólogo, que yo quería practicar este método, y me dijo: “Hágalo si quiere”.  Después que vio mis resultados, me comentó: “Lo hubiera sabido antes, tal vez por eso tuve tres hijos varones”.


RECOMENDACIONES

Recomiendo a quienes leen este artículo, tanto mujeres como hombres, que practiquen este método, aunque no estén en una relación conyugal: las mujeres para conocer su día de ovulación; y los hombres para saber el tiempo de vida de sus espermatozoides.  Considero que es bueno conocer nuestro propio cuerpo, en relación a la fertilidad.

El año pasado cuando salía del Banco General en la F-Sur en David, una señora me atajó al salir y me dijo: “Dra. Joly, yo soy…la esposa de… (un profesor de la Facultad de Ciencias Agropecuaria) quiero agradecerle que gracias a usted yo tuve mi hija mujer después de dos varones”.  En la UNACHI, en la Escuela de Enfermería, un día una mujer joven entró a la clase con un bebé en brazos y me dijo: “Perdone por interrumpir su clase, pero quería traerle a este bebé quien es producto de su clase.  Mi esposo, quien es enfermero, tomó este curso de bio-antropología con usted y un día llegó a la casa todo entusiasmado y me animó a que pusiéramos en práctica algo que usted había enseñado en su clase, ya que teníamos cinco años de casados y no habíamos podido tener hijos”.  ¡Pruébenlo y verán! Después me escriben a mi email.

 

AGRADECIMIENTO

Agradezco a Charlies Araúz, exalumno en mi curso de Bio-Antropología en la Escuela de Medicina de la UNACHI, quien me solicitó este artículo para esta revista


REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

Joly Adames, L. G. (2019) Antropología Bio-Sociocultural.  pag.4 Folleto. 


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